Deambulando por lo que parece ser un universo dinámico, de paso por la vida, transformando el instante en eternidad y viceversa. Encontrandome y tal vez encontrandote en medio de una apacible calma que antecede algunas transformaciones como el amor o la muerte, creyendo en lo que es, lo que puede ser y lo que será.

viernes, 15 de octubre de 2010

Las transnacionales canadienses, el Tiempo y Marmato

Las transnacionales canadienses, el Tiempo y Marmato
Carta del senador Jorge Enrique Robledo a Roberto Pombo, director de El Tiempo, 12 de octubre de 2010.
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Es notoriamente exagerada, falsa, la afirmación del enviado especial de El Tiempo a Marmato, Caldas, cuando dice que en 2006 “una avalancha se llevó la alcaldía, la plaza, la iglesia y 92 casas”.
Seguramente, tal desproporción se explica porque su corresponsal fue a Marmato, dice la crónica (Oct.11.10), “por invitación de Medoro” Resources, la minera canadiense que tiene como meta destruir todo el casco urbano del municipio para montar una gran explotación de oro a cielo abierto.
No es casual que en Colombia, donde hay miles y miles de viviendas en riego y por todas partes, solo se esté en la tarea de desplazar a los marmateños, preciso donde el capital extranjero tiene el plan de extraer 7.5 millones de onzas de oro.
Y el debate, señor Director, no es solo sobre la legitimidad de desplazar a millares de marmateños que se resisten a perder su pueblo, sino sobre quién va a pagar el daño en caso de que la trasnacional se salga con la suya: si los extranjeros que se lucrarán en grande con el negocio o si Caldas y Colombia si se sigue dando pábulo a la falsedad de que hay que desplazarlos por riesgo.
La empobrecida Gobernación de Caldas lleva lustros invirtiendo en el desplazamiento de Marmato para lucrar a unos extranjeros que a la postre pagarán unas regalías insignificantes (entre el 1 y el 3.2 por ciento). La Colombia Golfields, otra minera canadiense a la que la Medoro le adquirió los derechos, compró y cerró más de cien minas y con total impunidad sometió a Marmato a una crisis social sin precedentes, al tiempo que anunció que “el coste total (del desplazamiento) podría estar alrededor de los 20 millones de dólares, con la posibilidad de compartir este gasto con el gobierno”.
El colmo de los colmos sería que a los marmateños los desplazaran para hacerle el negocio a la Medoro, que también se quedo con la Frontino Gold Mines, en Segovia, Antioquia, y que el resto del desplazamiento lo pagaran la Gobernación de Caldas y el gobierno nacional.
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Bicentenario de la Independencia Nacional: En el Caribe tropas patriotas sellaron la victoria
Norman Alarcón Rodas, Barranquilla, 6 de octubre de 2010
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Después de las históricas Batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá en el año 1819, en las cuales las tropas comandadas por Bolívar y Santander derrotaron al ejército realista que trataba de reconquistar y mantener el dominio colonial español sobre la Nueva Granada, quedaron esparcidas muchas unidades ibéricas en el territorio de la naciente nación. El principal bastión se enquistó en Cartagena, utilizando los fortines militares que la rodeaban.
José Prudencio Padilla, el aprendiz de marino riohachero que llegaría al grado de almirante, por cosas del azar le tocó participar en la batalla de Trafalgar en el año 1805 combatiendo en el bando de Francia y España, el cual fue derrotado por la armada inglesa al mando del comandante Nelson, acontecimiento con el cual se debilitó la corona española, a la sazón aliada transitoria de las tropas napoleónicas que pugnaban por esparcir las ideas progresistas de la Revolución Francesa y que enfrentaban la llamada tercera coalición integrada por el Reino Unido, Austria, Prusia, Nápoles y Suecia para intentar derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial y disolver la influencia militar francesa que se encontraban a la ofensiva en Europa.
Tres años duró preso Padilla en Inglaterra y de regreso a España elucubró que era un hecho sin sentido el defender con peligro de la vida un país que oprimía al suyo. Su principal deseo era viajar a la Nueva Granada, su país, para contribuir en lo posible a su liberación. En 1809 llegó José Prudencio a Cartagena con el cargo de contramaestre del arsenal del puerto marítimo, causando impresión en los nativos que le hayan entregado ese cargo a un neogranadino. Empezó a ayudar al movimiento clandestino de Cartagena contra la corona española con recursos que servían para sacar volantes que hablaban de sacudir el yugo español.
Llegó el año de 1810 con el grito de independencia el 20 de julio. Los movimientos de resistencia se hicieron más activos en Cartagena que cobró mayor impulso en agosto cuando se declaró la independencia absoluta de Mompós. Padilla era mirado con desconfianza por las autoridades españolas, pero llegó el 11 de noviembre de 1811 y Cartagena también proclamó la independencia absoluta del yugo español y José Prudencio entró de lleno a la lucha por la independencia neogranadina.
La contraofensiva ibérica no se hizo esperar con el envío de una expedición punitiva al mando del sanguinario Pablo Morillo, por cuanto los imperios en sus estertores tratan de volver atrás la rueda de la historia. Padilla, entonces, redobló su lucha por la independencia y ayudó a Bolívar, que regresaba del interior del país después de la campaña de Venezuela. El futuro almirante es puesto preso y luego liberado por el coronel Mariano Montilla, comandante de la plaza. Viene el sitio de Cartagena y Padilla lo rompe al salir en una goleta rumbo a Jamaica, tierra neutral, donde se encuentra con Bolívar. Allí se discutió largamente sobre la estrategia militar con los planteamientos de Bolívar, para liberar las colonias bajo el dominio español. Padilla planteaba “no debe quedar colonia en ninguna parte y esta misma isla en que estamos debe ser gobernada por jamaicanos, no por ingleses”.
Después del triunfo patriota en el Puente de Boyacá, el 7 de marzo de 1820 parte la expedición comandada por Luis Brión y Padilla de la Isla Margarita rumbo a Riohacha, poniendo en fuga a varias unidades españolas. Luego una acción audaz de José Prudencio sirve para limpiar de españoles el litoral en Sabanilla y Laguna Salada (hoy departamento del Atlántico). Continuando río Magdalena arriba toma a Sitio Nuevo y se une a las tropas del general Hermógenes Maza. Asegura a Ciénaga, comanda una expedición al río Sinú para tomar la dirección a Cartagena, ultimo cuartel de las tropas de la corona española en la Nueva Granada.
Padilla, ascendido a coronel, haciendo gala de ingenio militar efectúa una seguidilla de ataques para finalmente sitiar a Cartagena y lograr la capitulación española el 24 de septiembre de 1821. El 10 de octubre de ese mismo año hacen su entrada triunfal las tropas republicanas de mar y tierra del ejército patriota, sellándose en esta forma la total independencia nacional del yugo español.
A partir de entonces, mientras Bolívar continuaba su misión hacia el sur, Santander se dedicaba a levantar la estructura nacional. Erigió gobiernos regionales que acataran la unidad nacional, inició la construcción de una economía inexistente, empezó la educación de un pueblo analfabeta, formó la conciencia de pertenecer a una nación con unos límites geográficos, un gobierno, una economía y una cultura.
Así como la lucha por la independencia se libró en los frentes de la política, las ideas y la cultura, también tomaron parte sectores sociales de todas las condiciones con la idea central de alcanzar la independencia nacional. Estas enseñanzas de hace doscientos años nos deben iluminar en estos primeros lustros del siglo XXI cuando se hace indispensable la conquista de la segunda independencia nacional del imperio más rapaz que haya conocido la humanidad, los Estados Unidos, que lleva más de una centuria saqueando nuestros recursos naturales y el trabajo de millones de colombianos, para lo cual es indispensable la lucha conjunta de todos los que sufren o les indigne la explotación extranjera bajo la enseña de la unidad nacional de los habitantes de todas las regiones y departamentos que configuran el territorio patrio.
Bibliografía:
 José Padilla, estampa de un almirante, Carlos Delgado Nieto
 José Fernando Ocampo, Significado del bicentenario, Santander constructor de la República

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